Todos sabemos lo delicado que es el asunto de la ingesta de sal en los alimentos, especialmente en la gente mayor. Por otra parte que un alimento nos parezca salado o soso depende de nuestra sensibilidad a este sabor que además varía con la edad. Por ejemplo, las personas de mayor edad son menos sensibles al sabor salado.
En cualquier caso, los seres vivos evolucionaron del mar primordial en el que la salinidad era de 9 g/l y en consecuencia nuestras células conservan en su citoplasma la misma concentración. Esta es la concentración isotónica, la de las bebidas que toman los deportistas para recuperar líquidos y sales minerales o la del suero que se suministra en los hospitales.
Por tanto, si a través de la alimentación ingerimos una cantidad de sal que aumente esta concentración isotónica nuestro organismo la reequilibra reteniendo más líquido de forma que se recupere la concentración de 9 g/l,
Después de todo esto no te debería costar calcular la cantidad de líquido extra que acumularía tu organismo si a través de la alimentación ingirieras 10 g de sal «extra» .
También puedes aprovechar para pensar qué tipos de platos requieren una mayor o menor cantidad de sal. Así aprenderás a controlar el exceso de sal en la dieta y a prevenir los problemas de salud que pueda ocasionar.
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